Deshacer, corregir, mejorar...

Ser perfeccionista según para qué puede ser una pérdida de tiempo, te complicas la vida o acabas realmente atacado por los nervios. Está bien, yo lo soy, y aunque me da un montón de pereza prefiero deshacer lo hecho y empezar de nuevo, casi siempre.


Por Navidades el niño me pidió un dinosaurio "pero de esos malos, un rex", cansado de que todo lo que hiciese no fuese para él. Vale, a ver si te lo tengo para Reyes. Lo acabé este fin de semana, pero lo mejoré hoy, por lo menos funcionalmente.


Raramente guardo instrucciones de mis proyectos; de este al principio, pero al llegar al rabo pasé. Intentó diseñarlo y pensar los pasos. También improviso mucho, porque un rabo perfectamente cilíndrico no me gustaba, mucho mejor con irregularidades.
Al ser el primer muñeco-juguete que hago, a los tres días de juegos he visto que el cuello era demasiado frágil, al final la cabeza casi se bamboleaba.

Uso de relleno esa fibra blanca de las almohadas y lanas viejas recicladas o que no utilizo. Podía rellenar de nuevo el cuello con más ´sustancia´, porque la cabeza iba aparte, pero preferí acortárselo. El niño cuando lo vió ayer desmembrado lloró tremendamente: ..."después no voy a querer a Arrur, será mucho más pequeño"


Creo que se lo pasara bien con él, porque el muñeco es más para jugar que para lucir. ¡¿Que pena?! Pues no, no somos eternos y más vale que lo disfrutemos, para adornitos ya tenemos un montón y eso que me gustan los armarios escondetodo del minimalismo.


Mi estupenda amiga Mónica Da, de Chile, me envío su foto, otra crochetadicata:


Como ahora va de amigos, tengo que poneros esta foto porque están supercoleguillas el señor Patata y "Arrur":